Hace unas semanas se produjeron dos circunstancias de la
mayor relevancia para el futuro de nuestro servicio regional de salud, aunque,
quizás por la naturaleza de estas fechas han pasado bastante desapercibidas.
El día 31 de julio se publicó en el Diario Oficial de
Castilla-La Mancha (DOCM) la Orden
de 18/07/2013, de la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales, que modifica una
previa sobre las Gerencias de Atención Integrada del Servicio de Salud de
Castilla-La Mancha. Según dicha orden, se “procede a fusionar las estructuras
administrativas de las Gerencias de Atención Primaria y de Atención
Especializada de Albacete en la Gerencia de Atención Integrada de Albacete”.
Esta gerencia será la responsable de gestionar, además del Complejo
Hospitalario Universitario de Albacete, “las Zonas Básicas de Salud de:
Alcadozo, Alcaraz, Balazote, Bogarra, Casas de Juan Núñez, Casas Ibáñez,
Chinchilla de Montearagón, La Roda, Madrigueras, Tarazona de la Mancha, Zona
1-Hospital, Zona 2-Municipal, Zona 3-Villacerrada, Zona 4-Residencia, Zona 5,
Zona 6, Zona V-B, Zona 7-Feria, Villamalea, Zona 8, Casasimarro, Iniesta y
Quintanar del Rey”. Es decir, que desde el hospital se van a gestionar los
centros de salud, para que sean, más si cabe, meros apéndices de aquel.
Esta reestructuración, que se presenta como “un modelo organizativo de
gestión unitaria e integral, centrado en el proceso asistencial y en el
paciente, que supere la tradicional división entre las distintas modalidades
asistenciales que aún existe en el Área de Salud de Albacete”, no es más que
una nueva vuelta de tuerca en el proceso de desmantelamiento de la Atención
Primaria. El objetivo del gobierno regional (en consonancia con la política
nacional de su partido) es transformar nuestro sistema nacional de salud en un
sistema mutualista puramente asistencial y en el que el hospitalocentrismo, que
tanto daño ha hecho, se vea reforzado. Es este un paso básico para conseguir el
objetivo que finalmente persiguen: poner el sistema en manos privadas, para que
una vez más unos pocos hagan dinero a costa de la mayoría de los ciudadanos.
La segunda noticia se produce dos
días después, cuando el Consejero de Sanidad y Asuntos Sociales, José Ignacio Echániz,
presenta los detalles del Plan de Choque para reducir las listas de espera en el consejo de gobierno. Aunque se intenta hacer
ver que va a ser con recursos propios (no sabemos si se trata de una vuelta a
los antiguos “peles”), en el fondo lo que subyace una vez más es que “se establecerán conciertos con
entidades privadas para abordar las patologías menos graves pero más frecuentes”,
pudiendo implicar “a 13.093 pacientes e incluirá patologías relacionadas con la
cirugía ortopédica y traumatología, cirugía general, angiología y cirugía
vascular, urología, oftalmología y otorrinolaringología”.
Estas son pues las líneas
estratégicas de actuación de Echániz: hospitalocentrismo y conciertos con las
clínicas privadas. Frente a esta línea de gestión que se ha demostrado totalmente
ineficiente, la Atención Primaria queda cada vez más abandonada a su suerte.
Por más que los nefastos políticos
que nos “desgobiernan” se empeñen, la Atención Primaria es la garantía de
eficiencia y de equidad de un sistema público de salud. Es garantía de
eficiencia porque resuelve más del 90% de los problemas de los pacientes con un
coste mínimo. Es garantía de equidad porque, entre otras razones de peso, está
permanentemente accesible (a pesar de los intentos del gobierno regional por
cerrar muchos de los centros rurales) y sin listas de espera.
Apostemos por nuestro Servicio
Nacional de Salud, apostemos por la Atención Primaria.
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