miércoles, 13 de marzo de 2013

Reflexiones acerca de un fracaso




Los días 1 y 2 de marzo estaba prevista la celebración en Albacete de las IV Jornadas de Medicina de Familia para estudiantes de medicina. Sin embargo hubo que suspenderlas. La causa fue bastante contundente: 0 inscritos. Después de 3 exitosas ediciones previas, tanto en número de participantes como en las evaluaciones que estos habían hecho, no estábamos preparados para semejante batacazo.

Estas jornadas surgieron como iniciativa del grupo de pregrado de la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria (SCAMFYC), con el objetivo de acercar a los estudiantes los contenidos de nuestra especialidad, para ser más conocidos, pero también tratando de despertar el interés por una salida profesional que cada vez cuenta con menos adeptos. Ya expliqué algunas de las razones de esta desafección en mi antigua columna de El Pueblo de Albacete (http://www.elpueblodealbacete.com/articulos/1025-quien-quiere-ser-medico-de-familia/).

Había otro condicionante que nos preocupaba en el momento de su gestación: el cambio de plan de estudios. La adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (más conocido como Plan Bolonia) supuso la elaboración de un plan de estudios que ponía en peligro el futuro de la enseñanza de la Medicina de Familia en las Facultades de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha. Dentro de la Facultad de Medicina de Albacete (en ese momento la de Ciudad Real aún no había empezado a funcionar) se gestaron una serie de alianzas para hacerse con el control de los órganos directivos y la comisión encargada de elaborar el nuevo plan de estudios. Aunque se partía de unas premisas básicas de una Orden Ministerial (ORDEN ECI/332/2008, de 13 de febrero), daban suficiente margen como para hacer un jugoso reparto de créditos, lo que supone disponibilidad de recursos económicos, de profesorado…, y en definitiva poder dentro del sistema.  Agotadas las posibilidades de negociación dentro de la Facultad de Medicina, tuvimos que recurrir al papel mediador del entonces Consejero de Sanidad Fernando Lamata. Gracias a él se pudo conseguir una asignatura de Medicina de Familia: 6 créditos (el mínimo indispensable para tener una asignatura) en 5º curso. Fue un gran logro tal y como se habían puesto las cosas, pero no era exactamente lo que los Médicos de Familia queríamos. Hay que tener en cuenta que la Facultad de Medicina de Albacete había sido pionera en cuanto a la inclusión de una asignatura obligatoria de Atención Primaria (la primera facultad en impartirla en España), que además era la primera experiencia clínica de los alumnos, en 2º curso.

Pues bien, en este contexto surgieron las I Jornadas, todavía impartiéndose la asignatura de Atención Primaria en 2º, al igual que en la siguiente edición. El gran reto, en nuestra opinión, estaba en las III Jornadas, sin estudiantes que cursaran nuestra asignatura (a lo que se sumó el no tener profesores asociados, por no haberse renovado los contratos). Sin embargo, fue la mejor de las tres, con cerca de un centenar de inscritos. A la estrategia inicial de ofertar un crédito de libre elección, se sumó la posibilidad para los alumnos de nuevo plan de estudios, que ya no tienen esta opción, de inscribirse a través de SCAMFYC. Una de las claves del éxito estuvo en la colaboración de los representantes en la Facultad de Medicina de Albacete de la Federación Española de Asociaciones de Estudiantes de Medicina (IFMSA), que hicieron una magnífica difusión entre sus compañeros.

¿Qué ha pasado este año para esta parada brusca? (record de desaceleración: de 100 a 0 en una edición). Seguramente ha habido coincidencia con exámenes. Unos porque se examinaban al lunes siguiente (es normal que optaran por quedarse estudiando), otros porque acababan de examinarse el jueves o el viernes (según la menor de mis hijas también es normal que se elija irse de fiesta antes que asistir a unas jornadas, aunque te estén ofreciendo tu primera experiencia relacionada con la clínica). También es más que probable que no se haya hecho una adecuada difusión de la información, ya que había estudiantes que decían no saber nada, o que pensaban que solo se ofertaba a un sector de los mismos. Los hubo que consideraron que no iba con ellos porque ya habían asistido a ediciones previas; estos no debieron tener acceso a la información sobre los talleres, porque eran diferentes (3 rigurosamente nuevos, y dos modificados de ediciones anteriores). Alumnos de cursos superiores, no se si de 5º o 6º, tenían alguna actividad relacionada con la preparación del MIR, que obviamente les preocupa más…

Siempre he pensado que hay que saber estar “a las duras y a las maduras”, y encajar con deportividad las derrotas igual que no dejarse llevar por la soberbia en las victorias. Pero aún así quiero dejar unas sugerencias de reflexión, como por qué se ha casi impuesto que los estudiantes con mejor curriculum en bachillerato vayan a estudiar medicina (“el amor ya vendrá”). O bien, ¿hubiera ocurrido esto con unas jornadas de transplantes o de cirugía plástica? (por poner ejemplos de actividades que tienen un amplio seguimiento, a la vez que un escasísimo interés en la formación de la inmensa mayoría de los futuros médicos). No podemos olvidar el saturadísimo plan de estudios, en su mayor parte a la medida de muchos de los profesores, no de los alumnos, lleno de contenidos intrascendentes para la formación de los futuros médicos. Por último, no puedo dejar de pensar que si los estudiantes están tan preocupados por el MIR es porque aspiran a sacar un buen número, precisamente para no ser médicos de familia. 

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