domingo, 15 de septiembre de 2013

Mas qué espera










Cuando escribí recientemente sobre las listas de espera, la segunda entrega (por cierto muchísimo menos leída que la primera, lo que, al margen de asumir que soy un cansino, probablemente tenga que ver con que no sólo a los políticos les gusta darle vueltas a este tema, sin que importen otras cuestiones de más calado) la titulé “Más que espera”, en alusión a otras cuestiones de la asistencia sanitaria que me parecen más trascendentales. Inmediatamente vi el juego de palabras que me llevaba a este otro texto. Es decir, qué espera Mas, por personalizarlo en el presidente de los catalanes. Pero en definitiva qué esperan todos ellos, especialmente los “nazi-onanistas” (huy, qué lapsus).


Lo he dicho en otras ocasiones (http://www.elpueblodealbacete.com/articulos/1228-el-enredo-catalan/), para los que “cuando la fiesta nacional” nos quedamos “en la cama igual”, como decía el gran Brassens, toda esta movida organizada por Mas&cía  nos provoca un profundo hartazgo. Que este individuo, y su corte de trepas, me repugne es natural. Hablamos de un derechón, a la cabeza de una coalición de dos partidos de la más rancia trayectoria conservadora. Precisamente la coalición que durante más de dos décadas de gobiernos ininterrumpidos saqueó Cataluña e impulsó negocios privados a costa de unos servicios públicos en situación de mínimos. Hablo por ejemplo de una sanidad en la que se ha favorecido el negocio privado, a través de las mutuas, y donde la reforma de la atención primaria, en claro contraste con el resto del estado, nunca llegó a completarse. Hablo también de la enseñanza, favoreciendo más negocios privados, especialmente religiosos (para mayor gloria de los beatos de Unió). Hablo de las autopistas, que siguen siendo de peaje, tras prorrogar la Generalitat las concesiones a las empresas adjudicatarias. Y qué decir de los múltiples escándalos de corrupción, empezando por aquel viejo asunto de Banca Catalana, a los casos Palau o Pallerols, por no hablar del hijísimo del honorable (es un decir) Pujol.


Pero no menos repugnancia me producen aquellos que desde una posición política, según ellos, de izquierda secundan el argumento de “lo mal que están porque los gandules de los españolen viven a cuerpo de rey a costa de lo que les roban a los esforzados catalanes”. Ya expliqué también cómo izquierda y nacionalismo son conceptos incompatibles, y también que los impuestos tienen un fin redistributivo, por lo que no tiene ningún sentido esperar recuperar en uno mismo lo que se ha pagado. Quiero sin embargo hacer especial hincapié en la repercusión que estos planteamientos tienen en la izquierda del resto del estado. Aquellos que dejándose llevar de un “buenismo” ñoño apoyan a los  partidos de “izquierda” (supuestamente) catalana que se han dejado seducir por la “vía soberanista” son patéticos, como lo son los “charnegos” o los hijos de “charnegos” convertidos radicalmente a esta fe independentista.


Mientras tanto qué hace la que podríamos considerar la parte débil en esta cuestión: aquellos que viven en Cataluña, hayan o no nacido allí, y que no están de acuerdo con la secesión. Se les podría acusar de estar manteniendo un silencio injustificable (salvo honrosas excepciones, como en el caso de Javier Cercas) que les hace acreedores a lo que se les venga encima. Pero lo cierto es que ir contra corriente es muy difícil: la historia nos ha enseñado las consecuencias de plantar cara a masas enfervorecidas que apuestan por hacer de un sector de la sociedad, habitualmente el más vulnerable, el centro de todas sus iras.


Me pregunto también dónde está la voz de todos aquellos catalanes que se han buscado la vida en el resto del estado español (especialmente los que se han favorecido de la situación de ventaja que han tenido en poder optar a empleo público aquí cuando nosotros no podíamos –sí teóricamente, pero no en la práctica, por las trabas lingüísticas- hacerlo en Cataluña) y que en la situación hipotética que se plantea tendrán que verse obligados a optar por una u otra nacionalidad.


No tengo nada en contra de lo que llaman “derecho a decidir”, y aunque que me parece impresentable que se estén planteando semejante estupidez con las urgencias que todos tenemos realmente, creo que ya se está demorando innecesariamente esa consulta, dando gratuitamente argumentos a quienes no los tienen. Y si el resultado es favorable a la independencia, que se vayan, por lo que a mi respecta ya están tardando.

2 comentarios:

  1. Señor Francisco:

    Le escribo estas lineas para mostrar mi gran sorpresa al leer este articulo publicado por usted.

    Quizás sea por la desinforacion generalizada en los medios españoles tv/radio o simplemente por ideologia de Patria única que no entiende muy bien la situacion, Y que desde mi humilde opinión intentare explicarselo:

    Esto no es un movimiento con nombre de persona o partidos politicos, se lo crean o no, esto es un movimiento ciudadano. La gente se echa a la calle por multitud de razones, economicas, linguisticas, dignidad, respeto, oportunidades, cansancio del status quo o de la forma de representarnos. Usted, al igual que muchos, no entienden que los politicos (muchos de ellos corruptos, al igual que el resto de "este" su pais) se han visto forzados ha apoyar al pueblo. Fijese en Ciu, incluso con un discurso pro-consulta, al ser ambiguo salio escaldado en las elecciones. Incluso PSC llevaba la consulta en su discurso politico (aunque despues la direccion se echara patras)

    Esto no es un movimiento en contra de nadie, aqui vivimos toda clase de gente, cada uno con su mentalidad, pero siempre mediante el respeto y el dialogo. La pelea son cuentos chinos de algunos que intentan engañar al resto de España.

    Seguiria este tema, pero es tarde i mañana madrugo.

    Por cierto muchos de sus articulos son muy interesantes, un placer encontrar este sitio. Un saludo Joan Font

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    1. Muchas gracias Joan por tus comentarios acerca de este blog, que por cierto tengo un poco abandonado de un tiempo a esta parte.
      Ojalá algún día seamos capaces de superar esto de "las patrias", y pueda entenderse sin dificultad que se puede estar contra el secesionismo desde posturas que nada tienen que ver con el nacionalismo español. De hecho, mi punto de vista va por otros derroteros, como expliqué en otra entrada del blog:
      http://pacoescobar.blogspot.com.es/2013/04/menos-mal-que-nos-queda-portugal.html

      Un abrazo,
      Paco Escobar

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