lunes, 7 de enero de 2013

Tentados por el lado oscuro

http://www.elpueblodealbacete.com/articulos/1321-tentados-por-el-lado-oscuro/
El año nuevo es una fecha asociada con la formulación de (buenos) propósitos. Escribo este artículo desde las mejores expectativas con que soy capaz de afrontar este año que se prevé peor si cabe que el pasado (ya saben que, como decía este periódico en primera página hace una semana “Cospedal confía en recoger los frutos del “sacrificio común””, porque desde luego si alguien se va a beneficiar de este sacrificio, que no es “común”, pero sí de muchos, van a ser ella y cuatro más).
Un día me preguntaba aquí hasta cuándo puede esperarse que un profesional sufra bajadas continuadas de sueldo, aumento de horas de trabajo y empeoramiento de las condiciones en que se realiza, sin que se resienta la calidad del mismo. No es fácil dar respuesta a esta pregunta, porque tiene muchos matices. Obviamente, un profesor que tiene 40 alumnos en clase no puede tener la misma dedicación a cada uno de ellos que el que tiene 20. Lo mismo podemos decir de un médico, según tenga que atender más o menos pacientes, el tiempo que puede dedicar a cada uno variará. Por otra parte, cuantas más horas de atención directa tenga que realizar un profesional, tendrá menos tiempo para preparar, innovar, investigar… A más sobrecarga asistencial también más cansancio y más dificultad para mantener la mente en plenas facultades, imprescindible para el correcto desempeño de un trabajo de base intelectual. En esta encrucijada es lógico que surja la cuestión de qué hacer. La profesionalidad y la dignidad personal nos exigen tratar de mantener un alto nivel de calidad en nuestro trabajo. Sin embargo cada vez son más los síntomas de agotamiento, y el hartazgo con el desprecio de los gobernantes, y la indiferencia de una gran parte de los usuarios, hacen que surjan planteamientos de cómo hacer patente esta situación.
Hay profesores que hablan de disminuir las actividades que realizan con sus alumnos: nada de trabajos que luego haya que corregir, nada de preparar actividades extra, nada de salidas del centro educativo…, incluso hay quien ha propuesto no evaluar, a fin de trasladar “la patata caliente” de su descontento a los alumnos y sus familias.
En el ámbito sanitario hemos visto un incremento desproporcionado de las listas de espera. Por una parte se debe a la reducción de plantillas, pero no podemos descartar un efecto de estancamiento “intencionado” en la capacidad resolutiva de los diferentes servicios. En el medio hospitalario veníamos de una mala práctica, como fueron las “peonadas”, de las que hablé recientemente. La supresión de estas ha supuesto una reducción importante de los ingresos de muchos profesionales, que han visto en el aumento de las demoras asistenciales un mecanismo de fuerza. En atención primaria es difícil actuar de forma similar, ya que la presión de los usuarios es más directa y personal. Tampoco ha habido la misma posibilidad de “perversión” porque el trabajo siempre hay que sacarlo al día, haya más o menos pacientes. Sin embargo las condiciones en que este se realiza han empeorado gravemente: más horas, menos sueldo, no sustitución de los permisos reglamentarios o de las primeras semanas de baja laboral, a lo que hay que añadir más carga burocrática. Ya he hablado aquí en varias ocasiones de la ineficiencia de tener a personal altamente cualificado haciendo una tarea administrativa como es la repetición de recetas. Muchos compañeros han decidido pasar esta actividad a la consulta habitual de demanda, de forma que se ha ido generando lista de espera. Esta medida está perjudicando tanto al paciente que antes conseguía sus recetas sin esperas, como a los que necesitan atención por otros motivos.
Otros trabajadores públicos seguramente estarán siendo tentados también por “el lado oscuro de la fuerza”. Se ha dicho, con un punto de mala uva, pero también de amargura, de la policía: esos antidisturbios golpeando con saña e indiscriminadamente, ¿hacen huelga de celo?
Se que es difícil aislarse del deterioro a que nos conduce esta política delirante, sobre todo cuando ves que lo que a ti te roban se va a bancos en quiebra, autopistas deficitarias, empresas de armamento, iglesia, y sobre todo a saciar las ansias de usura de banqueros nacionales y foráneos, pero es fundamental que sepamos desligar la actividad profesional de la lucha reivindicativa. Se lo debemos a nuestros conciudadanos, nos lo debemos.


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