La guerra de Gila
¿Es el enemigo? … que se ponga…
¿Recuerdan aquellos monólogos del genial Miguel
Gila? Ahora que están de moda (o han estado, quizás ya no tanto) los monólogos,
de muy diversos estilos, me reencuentro con aquel humor absurdo, algo naif, en
el día a día. Los trabajadores del sector público lo estamos viviendo muy de
cerca de un tiempo a esta parte.
Recientemente hablé (en la extinta columna de EPA) de
las “cospehoras”. Para quien no esté
familiarizado con el término, se trata del nombre que se ha dado a las horas
que los trabajadores del sector público de nuestra comunidad autónoma tenemos que hacer para completar la ampliación
de jornada laboral que en su día decidió el gobierno de Rajoy. Ya expliqué
también cómo en el SESCAM no se nos ha permitido, al contrario que a la mayoría
de los funcionarios, ampliar nuestra jornada ordinaria (básicamente se trataría
de hacer media hora más al día). En su lugar han creado un concepto difuso que
podríamos definir como “bolsa de tiempo”, que viene a ser algo así como que uno
empieza el año con una deuda de horas (si no recuerdo mal, ya lo comparé en una
ocasión con el “pecado original”), que se va saldando a conveniencia de la
empresa, y si no se llega a las que se hayan estipulado se descuentan del sueldo.
Supuestamente al que se pase de horas deberían pagárselas, pero no parece que
eso vaya a ocurrir.
Muchos pensarán que es una forma de optimizar
recursos, empleándolos a conveniencia de la empresa. Puede ser. Así dicen hacerlo
los hospitales, que organizan las agendas de los profesionales según sus supuestas
necesidades (desconozco con qué éxito). Sin embargo en atención primaria nadie
se ha molestado en organizar este embrollo, sólo han empleado a más auxiliares
administrativos en “contar horas”. Supusieron que las necesidades asistenciales
(suplencia de compañeros de permiso reglamentario o enfermos, atención de
urgencia los sábados…) irían ocupando este tiempo. Esto sembró el desconcierto
entre los profesionales, que en vez de ocuparnos en cosas útiles, nos pusimos a
debatir o a calentarnos la cabeza sobre cómo hacer como que hacemos horas,
sirvan o no para algo (no se si me explico, pero realmente es que es como la
guerra de Gila). Hubo básicamente dos opciones, para unos las horas obligadas
cubrirían sobradamente la “deuda de tiempo”, mientras que para otros había que
hacer semanalmente el cupo de horas para que esa deuda no se fuera acumulando. Esta
indefinición podría haber ocasionado que, mientras unos han realizado por las
tardes tareas que en principio deberían haberse resuelto en la jornada
ordinaria, los que llevando ésta al día no hayan visto tal necesidad, se habrán
sobrecargado realizando las suplencias de los compañeros.
Sea como fuere, el caso es que muchos profesionales
se han pasado de horas, y se ha dado la paradoja de que les hayan prohibido
hacer los sábados que les correspondían a final de año, para no tener que
pagarles o compensarles esas horas. ¿Cómo se ha solucionado? Contratando
sustitutos (!!!). ¿Dónde está pues el ahorro?
Después de esta pifia, de cara al 2013 han pensado
(es un decir) “forzar la deuda”, de forma que mensualmente lo máximo que
podrían hacerse serían 6 horas, aunque la mayoría solo podrán hacer 2,5
“cospehoras” mensuales. ¿Se trata de un nuevo mecanismo de “recorte”?
Ciertamente más de uno puede quedarse sin hacer sus horas y teniendo que
devolver dinero.
¿No les recuerda a la guerra de Gila? Médicos
haciendo cábalas sobre cómo hacer como que se hacen horas, auxiliares
administrativos recontando las horas de los demás trabajadores de la empresa
(me pregunto: ¿quién le cuenta las horas a los contadores?), y luego pagando a
sustitutos para ahorrarse un dinero (¿pagar para ahorrar?).
Que conste que en todo esto contra quien desde luego
no tengo nada es contra los sustitutos. Me parece imprescindible que se
contrate a más médicos. Pero qué sentido tiene que estemos acumulando consultas
con el objetivo de ahorrarse un dinero en sustituciones y luego se lo gasten en
tener un médico el sábado por si viene alguien al centro de salud.
Habría que preguntárselo a Gila. Pero
lamentablemente hace ya algún tiempo que nos dejó.
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