miércoles, 30 de enero de 2013

La guerra de Gila



¿Es el enemigo? … que se ponga…

¿Recuerdan aquellos monólogos del genial Miguel Gila? Ahora que están de moda (o han estado, quizás ya no tanto) los monólogos, de muy diversos estilos, me reencuentro con aquel humor absurdo, algo naif, en el día a día. Los trabajadores del sector público lo estamos viviendo muy de cerca de un tiempo a esta parte.

Recientemente hablé (en la extinta columna de EPA) de las  “cospehoras”. Para quien no esté familiarizado con el término, se trata del nombre que se ha dado a las horas que los trabajadores del sector público de nuestra comunidad autónoma  tenemos que hacer para completar la ampliación de jornada laboral que en su día decidió el gobierno de Rajoy. Ya expliqué también cómo en el SESCAM no se nos ha permitido, al contrario que a la mayoría de los funcionarios, ampliar nuestra jornada ordinaria (básicamente se trataría de hacer media hora más al día). En su lugar han creado un concepto difuso que podríamos definir como “bolsa de tiempo”, que viene a ser algo así como que uno empieza el año con una deuda de horas (si no recuerdo mal, ya lo comparé en una ocasión con el “pecado original”), que se va saldando a conveniencia de la empresa, y si no se llega a las que se hayan estipulado se descuentan del sueldo. Supuestamente al que se pase de horas deberían pagárselas, pero no parece que eso vaya a ocurrir.

Muchos pensarán que es una forma de optimizar recursos, empleándolos a conveniencia de la empresa. Puede ser. Así dicen hacerlo los hospitales, que organizan las agendas de los profesionales según sus supuestas necesidades (desconozco con qué éxito). Sin embargo en atención primaria nadie se ha molestado en organizar este embrollo, sólo han empleado a más auxiliares administrativos en “contar horas”. Supusieron que las necesidades asistenciales (suplencia de compañeros de permiso reglamentario o enfermos, atención de urgencia los sábados…) irían ocupando este tiempo. Esto sembró el desconcierto entre los profesionales, que en vez de ocuparnos en cosas útiles, nos pusimos a debatir o a calentarnos la cabeza sobre cómo hacer como que hacemos horas, sirvan o no para algo (no se si me explico, pero realmente es que es como la guerra de Gila). Hubo básicamente dos opciones, para unos las horas obligadas cubrirían sobradamente la “deuda de tiempo”, mientras que para otros había que hacer semanalmente el cupo de horas para que esa deuda no se fuera acumulando. Esta indefinición podría haber ocasionado que, mientras unos han realizado por las tardes tareas que en principio deberían haberse resuelto en la jornada ordinaria, los que llevando ésta al día no hayan visto tal necesidad, se habrán sobrecargado realizando las suplencias de los compañeros.

Sea como fuere, el caso es que muchos profesionales se han pasado de horas, y se ha dado la paradoja de que les hayan prohibido hacer los sábados que les correspondían a final de año, para no tener que pagarles o compensarles esas horas. ¿Cómo se ha solucionado? Contratando sustitutos (!!!). ¿Dónde está pues el ahorro?

Después de esta pifia, de cara al 2013 han pensado (es un decir) “forzar la deuda”, de forma que mensualmente lo máximo que podrían hacerse serían 6 horas, aunque la mayoría solo podrán hacer 2,5 “cospehoras” mensuales. ¿Se trata de un nuevo mecanismo de “recorte”? Ciertamente más de uno puede quedarse sin hacer sus horas y teniendo que devolver dinero.

¿No les recuerda a la guerra de Gila? Médicos haciendo cábalas sobre cómo hacer como que se hacen horas, auxiliares administrativos recontando las horas de los demás trabajadores de la empresa (me pregunto: ¿quién le cuenta las horas a los contadores?), y luego pagando a sustitutos para ahorrarse un dinero (¿pagar para ahorrar?).

Que conste que en todo esto contra quien desde luego no tengo nada es contra los sustitutos. Me parece imprescindible que se contrate a más médicos. Pero qué sentido tiene que estemos acumulando consultas con el objetivo de ahorrarse un dinero en sustituciones y luego se lo gasten en tener un médico el sábado por si viene alguien al centro de salud.

Habría que preguntárselo a Gila. Pero lamentablemente hace ya algún tiempo que nos dejó.

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